Hace más de dos años y durante una sesión con cristales coloqué una piedra preciosa en el corazón de una amiga. Había trabajado poco con ella pero sentía que el cristal limpiaba y nutría en múltiples niveles. Regeneraba en la parte más física, suavizaba la capa emocional, relajaba el campo mental y asesoraba en planos más sutiles. Hoy sé que es así. Cada lámina contiene información privilegiada para recuperar nuestra identidad. Os presento a la Lepidolita…
Si ahora mismo pudiéramos separar las capas en las que se presenta la lepidolita encontaríamos láminas tan transparentes como el agua. No es casual que este cristal se manifieste como una red multidimensional ya que su energía permite llegar a la raíz de un problema, detectando y eliminando todas las capas que lo recubren.
Son muchas las propiedades físicas de la lepidolita pero estas últimas semanas hemos pensado más en sus cualidades psíquicas y en conceptos como transformación, mutación, cambios, recolocación… Y nos hemos encontrado con información muy interesante como la que dice que la lepidolita guarda relación con la adaptación de la estructura cerebral a nuevas posibilidades de percepción.
La Lepidolita nos enseña a desplazarnos a través de una intrincada red multidimensional que posibilita enlazar con otros momentos, pasados o futuros, y nos facilita la percepción de realidades paralelas en las que energéticamente también existimos. Nuestra mente lógica percibe ilusión y nuestro corazón experimenta esencia. Y en ese punto de fusión, donde mente y corazón se unen, conservando cada uno su identidad, es cuando sentimos que las cosas son y se manifiestan de otra manera y realmente iniciamos una nueva existencia.
La lepidolita es una piedra de renacimiento y de calma, de visiones y percepciones con nuevas estructuras, es un cristal con capacidad para transformar sentimientos y pensamientos y, sobre todo, es una piedra de paz y de esperanza. Quizás por su color, nos recuerda la fragancia de las lilas. En Esferas este aroma nos traslada a la infancia, a momentos en los que, desobedeciendo las normas impuestas, trepábamos por un muro para conseguir ver lo que estaba más allá de un bloque de cemento. Un precioso lilo que ofrecía de forma generosa sus maravillosas flores…
Conozco el lugar en ti donde reside el Universo entero.
Conozco el lugar en ti del Amor , la Bondad y la Paz.
Conozco el lugar en ti donde,
si tú permaneces en ese lugar en ti
y yo permanezco en ese lugar en mí,
sólo existe uno de nosotros.
Namasté
Gracias Myriam…Me hubiera gustado incorporar la fragacia de las lilas al texto pero creo que técnicamente aún no es posible o al menos en el equipo que tenemos…Todo se andará…Beso grande…
Precioso Isabel!
Amo la Lepidolita!!
*Myriam*
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