Seres psíquicos

   Resulta extraño ver como algunas cosas se muestran ante nosotros de forma poderosa y a los pocos minutos, cuando procesamos lo ocurrido, nos damos cuenta de que siempre han estado allí. Seguramente no prestamos la suficiente atención a estos «mensajes cotidianos» y por eso ni siquiera somos conscientes de su existencia…Así ha surgido la historia de esta semana y se ha manifestado como una  sugerencia intensa que me ha desvelado algunos secretos…

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   Seguro que algunos pensaréis qué pinta en esta página una carta del Tarot. Para mí, los Arcanos Mayores contienen una información mágica que desprenden  una energía sublime. Si sabemos escuchar, nos hablan y guían en otras esferas de conocimiento que no se pueden percibir con nuestra capacidad de seres pensantes. La carta del Ermitaño se me ha presentado distinta. Es azul, es más ligera, incluso creo que el Ser envuelto en la túnica es bastante más joven de lo que aparenta. No siento al ermitaño  en un estado de reflexión profunda, sino más bien noto que está esperando a que descubramos su farolillo luminoso para que pueda guiarnos hasta las profundidades de un bosque de luz de tonos plateados…

   Es como si el ermitaño tuviera la llave que abre la puerta a un nuevo espacio en el que nos muestra un nuevo camino, un nuevo mundo. En este escenario he podido sintonizar con un cristal precioso que también se manifiesta como un espíritu-guía, la hiperestena.  

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   El ermitaño y la hiperestena simbolizan un nuevo ciclo en nuestro crecimiento personal. Un ciclo donde decidimos parar y mirar hacia nuestro interior, donde decidimos modificar y reajustar aquello que no está en su sitio. Es un escenario de introspección y de recolocación para seguir avanzando más fuertes, más seguros, mas sabios y sobre todo, más libres. En el tiempo de la hiperestena soltamos nuestros miedos y nos abrimos a nuevos conceptos y visiones más acordes con los nuevos tiempos…

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   Sabemos que somos buscadores pero ahora hemos tomado conciencia de que somos los maestros de nuestra propia vida. Iremos despacio, como si fuéramos eternos estudiantes pero avanzaremos  con paso firme y, al igual que el ermitaño, siempre llevaremos un farolillo para poner luz en nuestro camino.  Nos transformaremos en la energía luminosa de la hiperestena para asentar todos los cambios y nos dejaremos envolver por su  manto de protección. Iremos a dónde queremos ir porque así lo hemos decidido…

Caminaremos despacio, serenos, sin grandes pretensiones y nos despojaremos de todas aquellas cosas que ya son innecesarias. Seremos nuestros propios guías y volveremos a recorrer un camino que ya hemos hecho antes pero ahora seremos más conscientes de cada hoja que pisemos, de cada sonido que escuchemos. Seremos testigos de un tiempo y un espacio diferentes en lo que todo se diluye en otras esferas de conocimiento que ya fueron escritas. Nos daremos cuenta de que somo seres psíquicos que estamos viviendo y creando una nueva realidad física en el momento presente…

Quien mira hacia afuera, sueña;

quien mira hacia adentro, despierta.

Carl G. Jung